Origen de la Cofradía
Presidente actual: D. Eduardo Aranda Carreño
Capataz de Mª Stma. del Silencio: Dª. Silvia de Oro Casco (Reelegida en 2019)
Capataz del Cristo Crucificado: D. Agustín Martínez Rufete (Elegido en 2019)
Capataz del Cristo Crucificado: D. Agustín Martínez Rufete (Elegido en 2019)
Historia detallada
(por Francisco Reyes Prieto Pérez y José Antonio Sánchez García)Nuestra cofradía es fundada con fecha 1 de mayo de 1954 con la finalidad de reponer la imagen del Crucificado que existió en Torrevieja hasta ser destruido durante la guerra civil española. Sus principales socios fundadores que la historia ha hecho constar fueron: don José María Navarro Andreu (Q.E.P.D), don Patricio Montesinos Antolinos, don Mariano Montesinos Torregrosa (Q.E.P.D.), don Pascual Ortiz Roche, don José Angel Hernández Pons y don José Dolon.
Muy pronto y debido a que la mayoría de los fundadores viven en el populoso barrio torrevejense del “sequión", a su vez de salineros, la idea de la creación de la Cofradía surte un efecto de gran acogida entre los vecinos. Al mismo tiempo, se involucra a la compañía salinera, en aquellos entonces primera industria de la localidad, a la que se recurría con frecuencia con motivo de realizar cualquier evento.
Don Antonio Cuello León (Q.E.P.D.), jefe de explotación de la nueva compañía arrendataria de las salinas de Torrevieja, acoge hasta tal punto de manera favorable la idea de la creación de la Cofradía, que acepta gustoso el cargo de primer presidente, haciendo de esta manera efectiva la unión tanto de las salinas como de sus trabajadores, con el Cristo Crucificado al que también se le conoce hoy como el Cristo de los Salineros. Junto a la figura singular de don Antonio Cuello León, fue primer vicepresidente el ilustre torrevejense don Tomás Valcárcel Deza, de quien veremos más tarde su aportación materializada en el estandarte de la Cofradía y posteriormente, en el diseño de los actuales varales que lleva el paso procesional de María Santísima del Silencio. Fue hermano mayor hasta el año 1968 don José María Navarro Andreu, incansable luchador en beneficio de los destinos del Cristo Crucificado.
La gestión más importante y decisiva de cuantas han transcendido en la historia de la Cofradía es sin duda el encargo de la imagen titular de la Cofradía. don Manuel Hurtado Garre, natural de Alquerias (Murcia), en Alicante, es el escultor que da vida a la imagen que en todo momento despierta piedad, admiración, devoción y fervor popular entre todos los torrevejenses. Su trabajo ha significado toda una época de la imaginería torrevejense, y ha supuesto, como se dice al principio, una de las piezas fundamentales para que propios y extraños puedan entender la auténtica dimensión de los desfiles procesionales salineros.
La imagen del Cristo Crucificado hizo su primer recorrido procesional en Semana Santa de 1955, llevándose a hombros, aunque años más tarde y siguiendo la tónica general en pueblos y ciudades, pasaría a ser procesionada sobre un carro de ruedas.
Pronto y tras haber permanecido en casas particulares de los socios fundadores, la imagen es acogida en el templo arciprestal de la Inmaculada Concepción, donde recibe culto en un altar situado en el ala izquierda del templo, como en la actualidad, cuyo dosel de terciopelo, de cinco metros por tres cuarenta, importó unas diez mil pesetas aproximadamente.
Para la siguiente Semana Santa, la del año 1956, la Cofradía decide la indumentaria que debían lucir sus cofrades, siendo expuesta en enero de ese mismo año en un escaparate del popular establecimiento "Tejidos El Barato", hoy "Tejidos Tomás Martínez". La vesta que se sigue manteniendo en la actualidad está compuesta por túnica y capirote de raso negro, botonadura, cingulo y capa de raso granate con vueltas en negro, guantes blancos y zapatillas granates, llevando bordado en el centro del capirote el emblema de la Cofradía. Los capirotes portan hachote en baño de oro y plata realizados por el orfebre don Benedicto Martínez en el año 1992. La primera vez que la Cofradía salió a la calle alumbró al Cristo Crucificado por medio de velas, que a modo anecdótico diremos que costaron mil doscientas setenta pesetas.
Al año siguiente se estrenaron setenta y cuatro portacirios, que llevaban mil ochocientos cincuenta watios conectados a la red pública.
El estandarte de la Cofradía a preparación de su propia banda de tambores y cornetas, en la renovación del vestuario de los soldados, etc. En el año 1993, la Centuria Romana acoge la incorporación de los componentes de la peña del caballo de Torrevieja, quienes se convierten en soldados-jinetes del ejército romano y aportan sus bellos equinos en unas carrozas que recuerdan a "las cuádrigas" de la época del imperio romano. También en este año, “los armaos“ adquieren un segundo y más histórico revulsivo, al integrar en sus filas un grabo con el viejo terciopelo rojo que lo cubria. Milagrosamente la imagen se salvó de las llamas, gracias también a la intervención de los fieles que se dieron cuenta del incendio. A raíz de ello el altar fue rehabilitado y la imagen fue sometida a limpieza a cargo del pintor local don José lorca García a finales de la década de los ochenta.
Entre los centenares de cofrades que en el Cristo Crucificado han sido a lo largo de la historia, hemos de resaltar la presencia de Don Maríano Montesinos Torregrosa "El Gato" (Q.E.P.D.).
En la propia historia de la Junta Mayor de Cofradías (en adelante JMC) queda patente la importancia y transcendencia que este ilustre cofrade ha tenido para la semana pasional hasta el momento de su fallecimiento. Pero el Cristo Crucificado Tue uno de los motivos de su existencia. Por su Cofradía se desvivió en todo momento Mariano “El Gato", quien fue su presidente efectivo desde 1981 hasta 1991, que cedió su puesto al cofrade don Antonio Aniorte Palacia (Q.E.P.D.). Durante ese tiempo, Mariano fue la bandera del Cristo Crucificado y de toda la Semana Santa torrevejense, siendo interlocutor ante varias instituciones, y de modo concreto con la nueva compania arrendataria Salinas de Torrevieja, siempre ligada a dicha Cofradía, y de manera personal con su jefe de explotación en ese momento, don José Gómez Velasco.
Lo que quedaba del trono del Cristo Crucificado, se encontraba precisamente en las instalaciones de las salinas, junto a la "química", en cuya nave se aposentó la operación rescate de la Semana Santa, el trono y su chasis de ruedas, que precisamente todavía se conserva hoy en el Museo de la Semana Santa y ha servido para el transporte de pasos y enseres en infinidad de ocasiones.
Y así, como el resto de Cofradías, la del Cristo Crucificado volvió a reencontrarse con sus cofrades y con su barrio del “sequión", en una memorable Procesión del Silencio en la noche del Jueves Santo de 1982, en la que la oscuridad y la profunda quietud del silencio se vio reflejada entre las gentes.
A los días en los que esta Cofradía desfilaba anteriormente, se le excluyó el Martes Santo, conocida como procesión de Poniente, y se mantuvo en Jueves y Viernes Santo, como en la actualidad.
Durante la presidencia de don Antonio Aniorte Palacia, el paso fue objeto de sensibles modificaciones en el marco de su austeridad y sencillez, sólo rotas en la procesión propiamente dicha, a base de claveles, gladiolos y rosas rojas que componen su exorno a modo de montículo. Pero es en el año 1991 cuando la JMC encarga para la Cofradía del Cristo Crucificado la construcción de cuatro faroles de bronce al insigne orfebre valenciano don Manuel Orrico. Los faroles son de estilo renancentista y pesa cada uno de ellos 40 kilos, llevando tallado en sus cristales el emblema de la Cofradía, en el que destaca una gran cruz, acompañada de dos lanzas, una de ellas portando la esponja con vinagre. Esta obra de orfebrería se convierte en la más importante y valiosa de nuestra Semana Santa en ese momento; más aún cuando se trata de uno de los últimos trabajos del dilatado artista Orrico, que tiene repartida su obra en semanas procesionales tan reconocidas como Málaga, Sevilla, Cartagena, Orihuela, etc.
Esta candelería y la nueva fisionomía del paso del Cristo Crucificado fue estrenada en la noche del viernes 8 de marzo de 1991, con motivo de realizarse un solemne vía crucis hasta la plaza del Calvario, reinstaurando así una tradición de más de 130 años y perdida en el tiempo. Los motivos principales a que dio origen la celebración de este vía crucis fueron principalmente la recuperación de la plaza del Calvario en la primavera de 1990 y ser este lugar el primero de la ciudad de Torrevieja en que se ofició el vía crucis. Además de todo ello se unió la conmemoración del décimo aniversario fundacional de la JMC de la Semana Santa, siendo éste uno de los principales actos junto con el descubrimiento de un azulejo y la reproducción de todos los carteles anunciadores desde 1982 en el interior de la revista-programa. La culminación de este vía crucis, en el centro de la plaza, fue la interpretación a cargo del coro y orquesta Salinas de Torrevieja, dirigido por don Ricardo Lafuente Aguado, de la denominada "Pasión del Calvario", adaptación de unos antiguos cantos pasionales recuperados gracias a la interpretación de viva voz de doña María Teresa Mateo Bru.
Tras la triste desaparición del presidente don Antonio Aniorte Palacia, fallecido el 23 de diciembre de 1991, le sucede en el cargo el cofrade don Bernardo Mínguez Parodi, formando parte como hermanos mayores don Mariano Montesinos Serrano, don José Lorenzo García, don Francisco Cerdán Gómez, don Alvaro Antonio Vera Ruiz, don Santiago García Velasco, doña Inmaculada Céspedes Ros, doña María José López Moscardó y doña Inmaculada Rivera Marín.
La imagen del Cristo Crucificado, en su lugar de veneración en el interior de la iglesia de la Inmaculada, es uno de los rincones más visitados por los devotos en sus momentos de relajación espiritual. Todos los días del año, en sus pies no faltan las ofrendas de flores rojas y cirios que simbolizan el fervor hacia esta talla de inconmensurable piedad.
La cuaresma viene siendo desde hace unos años, recientemente, cita obligada para los cofrades y devotos del Cristo de los Salineros, pues la bajada de la imagen de su altar constituye todo un acontecimiento que cada año congrega a más personas. Este momento estuvo desde siempre enmarcado dentro de la más estricta intimidad y sólo accedían para contemplar la bajada del Cristo personas que durante todo el año tienen conocimiento de las actividades interiores de la JMC. Entre ellas han formado y forman parte de ese momento de tensión y riesgo personajes como el propio don Antonio Aniorte Palacia, conocido popularmente como "El Negro", quien accedía hasta la parte superior del dosel, para utilizar una polea diseñada para ello y allí instalada, a través de la cual la imagen descendía hasta el trono, exclusivamente sujeta por las agarraderas del dosel. don Manuel Escámez Jodar, incluso en su época de presidente de la JMC, ha sido uno de los responsables técnicos, y aún hoy se introduce bajo el trono del Cristo para sujetar la cruz entre las abrazaderas especiales. Sujetando las cuerdas abaio. esperando que llegara la imagen hasta sus manos, han estado don Teófilo Paredes (Q.E.P.D.), don Francisco Javier Torregrosa, don Bernardo Mínguez, don Mariano Montesinos Serrano, don Francisco Cerdán Gómez, don Valentín Rodríguez, don Francisco Torres, entre otros muchos, siempre bajo la atenta mirada de don Mariano Montesinos Torregrosa "El Gato".
Ahora este acto, como decimos, es abierto y es cita obligada para todos los devotos del Cristo. Son sus costaleros los que uniformados participan en la operación de bajada. Son protagonistas de una ceremonia religiosa en la que se da entrada a los nuevos cofrades, y se ofrece en solemne besapié la imagen, además de ser colocada en el trono y trasladada posteriormente hasta la nave de la Virgen del Carmen junto al altar mayor de la iglesia, donde permanecerá hasta finales de la Semana Santa.
A partir de 1992, la Cofradía inició gestiones económicas y artísticas para la construcción del paso definitivo del Cristo Crucificado. Lo que pretendía ser toda una obra de arte que comenzaba con los extraordinarios farojes de Orrico. Para ello son frecuentes durante todo el año los sorteos, rifas, representaciones teatrales, etc., con el fin de recaudar fondos. Al mismo tiempo, fue solicitado un proyecto en la prestigiosa orfebrería Villarreal, de Sevilla, cuya primera fase estuvo prevista que concluyera en la Semana Santa de 1996.
En el año 1996 se incorpora a la Cofradía el grupo escultórico de María Santísima del Silencio, junto con San Juan, siendo la primera obra del escultor torrevejense y nuestro cofrade Víctor García Villalgordo. Son padrinos del paso los padres del escultor, Nicolás García y Mari Carmen Villalgordo. No sería hasta la noche del Jueves Santo de 1997 cuando haría su primera estación de penitencia junto a su Hijo, el Cristo Crucificado. El paso es portado por unas 80 costaleras, siendo el primero que incorporó a la mujer a la tarea de ser portadoras y, a su vez, siendo la Cofradía promotora de la incorporación de un segundo paso dentro de una cofradia torrevejense.
La cofradía se completaba en el año 2003 con la incorporación del paso de Nuestro Padre Jesús de la Salud, obra también de Víctor García Villalgordo, realizada en madera de caoba de Brasil, que muestra a Jesús en actitud itinerante, camino del Calvario, con la cruz a cuestas. Las potencias del Señor están realizadas en los talleres de orfebrería “Manuel de los Ríos” de Sevilla, repujados en plata con baño de oro. El escapulario que luce está realizado por la bordadora torrevejense Rosario Pérez Conesa, reproduciendo la fuente de la salud, con bordados en oro. Los padrinos de este paso, José Antonio Sánchez y Enma Fructuoso, regalaron en 2006 los remates de la cruz, realizados en plata con baño de oro por el orfebre sevillano Juan Lozano Pérez.
En 2004 se celebraron los actos del 50 aniversario de la Cofradía. En homenaje a este se inauguró un azulejo conmemorativo que fue descubierto el 27 de Febrero de 2005, en una misa de campaña celebrada en el Parque de la Estación del Barrio del Sequión, estando presente Nuestro Cristo.
Durante el Pregón de la Semana Santa de 2014, Adríán Hurtado Aldeguer, Director de la banda de la Sociedad Musical Ciudad de Torrevieja – Los Salerosos y costalero del Cristo Crucificado, dedicó a la Cofradía una Marcha fúnebre titulada "Eli, Eli. Lama Sabaqtani" en homenaje al 60 aniversario.
En el año 2015 María Santísima del Silencio estrena nuevo trono de orfebrería donado por la Semana Santa de Córdoba. Poco después se obtendría también el conjunto de doce varales y terminaciones que complementarían a este trono, diseñados en 1942 por el torrevejense Tomás Valcárcel Deza para el paso de palio de Nuestra Señora de los Dolores de Alicante.
En ese mismo año se inicia por parte de la Cofradía la restauración del Altar del Cristo Crucificado del Templo de la Inmaculada Concepción. Los trabajos incluyeron la sustitución del característico terciopelo rojo, muy deteriorado, por uno nuevo con un metro más de ancho y medio de largo manteniendo la cromática representativa. Paralelamente, se revistió toda la pared del frontal de la nave con 600 losas de mármol travertino para evitar las constantes humedades que afectaban a todo ese paño de pared.
En 2017, tras la reforma de los estatutos de la JMC, Nuestro Padre Jesús de la Salud se separa de la Cofradía para fundar la suya propia, procesionando esta por primera vez en 2018.
El 4 de mayo de 2018 se presenta el Proyecto Paso de Palio para completar el trono actual de María Santísima del Silencio.
El 18 de enero de 2020 se da a conocer públicamente la novedad del nuevo Palio y varales de María Santísima del Silencio tras concluir su primera fase de bordado para procesionar ese mismo año.
El 4 de mayo de 2018 se presenta el Proyecto Paso de Palio para completar el trono actual de María Santísima del Silencio.
El 18 de enero de 2020 se da a conocer públicamente la novedad del nuevo Palio y varales de María Santísima del Silencio tras concluir su primera fase de bordado para procesionar ese mismo año.